Fueron tantas las veces que cerré los ojos
como las lágrimas que guardo dentro
como esas palabras que quedaron en la punta de mi lengua
por dejar sordos a mis oídos necios.
Y cuántas realidades que combatí a ultranza
y las fantasías que quise reales,
hilé imposibles para verlas
y logré verlas y tocarlas,
y sentirlas en mis manos.
Hasta que llegó el momento,
triste y dulce epifanía,
que de tanto no ver
que de tanto no decir,
que de tanto no oír,
dejé yo de ser quien era
mas un día desperté
de este mentiroso sueño,
y al abrir mis ojos pude
ver todo aquello que ver no quise
oír lo que no oí, sentir lo jamás sentido,
reí por aquello perdido
y lloré feliz y pleno,
de haber despertado a tiempo.
como las lágrimas que guardo dentro
como esas palabras que quedaron en la punta de mi lengua
por dejar sordos a mis oídos necios.
Y cuántas realidades que combatí a ultranza
y las fantasías que quise reales,
hilé imposibles para verlas
y logré verlas y tocarlas,
y sentirlas en mis manos.
Hasta que llegó el momento,
triste y dulce epifanía,
que de tanto no ver
que de tanto no decir,
que de tanto no oír,
dejé yo de ser quien era
mas un día desperté
de este mentiroso sueño,
y al abrir mis ojos pude
ver todo aquello que ver no quise
oír lo que no oí, sentir lo jamás sentido,
reí por aquello perdido
y lloré feliz y pleno,
de haber despertado a tiempo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario