Infierno salvaje de perros hambrientos
¿será acaso su cínica soledad quién los hunde
en esas mórbidas ideas creadas en sus cerebros
del tamaño de un guijarro?
Cánidos desesperados, que hincan sus dientes
hasta la más profunda simiente
y llenan de miedo a todos los quienes
los ven babeando su sed de sangre.
Maldito fuego que por dentro me incinera,
quemo en la hoguera mi presente y mi pasado
pues entiendo que han hecho del futuro, una quimera.
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