Ante el irrevocable silencio
y tus ojos necios
que no dejan de mirar el suelo
vergonzante, tal vez culpable
de tenerte siempre tan apegado
y apenado por tus no glorias
herido en tu falso orgullo
escondido tras tu ego pétreo
aquel que transformó la libertad en utopía
a la trasgresión en rebeldía
a la ignorancia en soberbia
y a la fe en autoritarismo
Ante la inquebrantable pared de hielo
y ese puente infranqueable
de barreras de concreto
que no se elevan ni se hunden,
ante los golpes a la carne
la humillación del espíritu,
el maltrato al alma
y la aberración del ser,
me yergo ante ti
otra vez entero, de nuevo
y te entrego la otra mejilla.
Puedo portar la venganza
en mi corazón y erradicarla
si puedes entenderme y compartirte,
es mi deseo que tu
una vez que encuentres el sinsentido
de levantar la mano
no portés vergüenza alguna
y puedas sentarte a la mesa
de cualquiera
y entender
y compartirte.
y tus ojos necios
que no dejan de mirar el suelo
vergonzante, tal vez culpable
de tenerte siempre tan apegado
y apenado por tus no glorias
herido en tu falso orgullo
escondido tras tu ego pétreo
aquel que transformó la libertad en utopía
a la trasgresión en rebeldía
a la ignorancia en soberbia
y a la fe en autoritarismo
Ante la inquebrantable pared de hielo
y ese puente infranqueable
de barreras de concreto
que no se elevan ni se hunden,
ante los golpes a la carne
la humillación del espíritu,
el maltrato al alma
y la aberración del ser,
me yergo ante ti
otra vez entero, de nuevo
y te entrego la otra mejilla.
Puedo portar la venganza
en mi corazón y erradicarla
si puedes entenderme y compartirte,
es mi deseo que tu
una vez que encuentres el sinsentido
de levantar la mano
no portés vergüenza alguna
y puedas sentarte a la mesa
de cualquiera
y entender
y compartirte.
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