La exaltación soberbia
la boca dentro del beso
el aullido presuroso
y el ajetreo constante
que obliga al jadeo, 
al calor, la saliva excesiva
cayendo caliente 
en el otro cuerpo
que vibra, se estremece,
al sentir el amor latiendo
bien adentro 
inflado
rebelde
único 
como el estremecer de los labios
que al llegar al ocaso
arquea los cuerpos
entregados
exhaustos 
saciados
y reposan en su pasión, bañados
y en los párpados
cerrados 
el beso prometido
y el cansancio desmedido
y la ilusión y necesidad
de volver a empezar de nuevo
antes que el sol 
nos revele quienes somos.
 
 
No hay comentarios.:
Publicar un comentario