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silencioso ante la apariencia
indolente ante la indiferencia
superado por el desconcierto
que genera el exceso de egos.
Entiendo que el momento ha pasado
y que en esta sociedad desasociada
de toda lógica histórica, con los ojos cerrados
apretando fuerte los párpados
miran hacia atrás, y deshacen el futuro.
No me cubro de inciertos e imposibles
me regenero, comienzo desde mi viejo yo
a derribar columnas estructurales y barreras,
renace una utopía en apariencia, pues la creencia
a lo imposible lo vuelve plausible.
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