Me acerco para verte
ando queriendo saber como andás
como están tus cosas, tus sisas,
si es que tus ojos se inundaron de llantos
o tu boca está curtida
de arrugas por sonrisas.
Me acerco para ver si tus manos inquietas
cálidas recuerden su última caricia
si tu corazón late anhelando un mañana,
y si tu mente, retorcida en tu soledad elocuente,
ha empezado a respirar con paz y tranquilidad
en esta bendita y violenta pandemia
de urgencias y sueños rotos.
Me acerco para entenderte
para que sepas que estoy presente,
que a veces por confundido
inocente hago algún lío.
No me molesta la vergüenza
confundir mares con ríos
tambores con latidos
puertas con ventanas.
Lo que me jode es la ignorancia
de no saber darte la mano
para que en vez de amenazada
te sientas acompañada.
Bien sabés que a veces
la vida es jodida con todos
algunos levantan muros
para que los chotos nunca lleguen
hasta ese lugar profundo
en el que por necesidad
se esconden, hunden y condenan.
Algunos se abren al mundo
y como Galactus lo devoran
riendo a pata suelta, gozando
del destino que les toca;
otros gritan, patalean y lloran
queriendo que lo que no es, sea,
como siempre desearon que fuera...
Y entre esas mareas es que ando,
acercándome de vez en cuando
sin saber qué sé de mí;
ni cómo hacer cumplir
mi deseo más urgente
de verte sonreír.
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