domingo, septiembre 13, 2020

Comienzo -- Poema


Me desarmo en tu boca de ensueños
soy saliva que se desliza por el tobogán de tu lengua
y embadurno apasionado tu corazón agitado
con caricias y ansiedades (húmedas por ardientes),
que desean, y a la vez procastinan, el momento inexorable
de volvernos alma y carne de un solo ser.

Y tus pechos se erectan y mis pelos se erizan
nuestros besos jugosos en un frenesí danzante se mezclan
urgentes se enredan las culpables de que aquí y ahora,
estemos como estamos, con los ojos cerrados pero mirando
en lo más profundo, aquellos quien somos al dar y recibir.

Y te doy haciéndome tuyo y me das haciéndote mía
transpiran nuestras pieles expulsando al animal
que vos y yo guardamos dentro, el ser espiritual
que nos cruzó casualmente y en silencio 
encuentra la unidad en nuestro mirar constante 
de ojos que brillantes se fagocitan con caricias 
yendo siempre más allá de lo que está
y sintientes, sin pensarlo, van a lo que es.

El animal muere a los gritos, extasiado se libera
de la carne y las cadenas que fueron su condena 
corre libre en la pradera, para él inmensurable,
de un simple cielo raso (la felicidad es un fósforo encendido).

Quedan como estropajo los cuerpos laxos, ilesos pero sin fuerzas,
postrados en un colchón de sol y plumas, llenos de magia y luz.
Indecisos los pechos se inflan y desinflan recuperando el aire
que en cada suspiro y gemido extasiado extirpó la carne 
con cuidada barbarie y salvaje amor.

Dos sonrisas hay dibujadas.
Dos manos con caricias.
Dos pies y un mismo destino
Dos ojos en un mirar.

Un cuerpo existe,
una sola energía,
un solo aquí y ahora.

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