que sostiene la bóveda celeste a raya
un millar de brillantes estrellas
pueblan la tierra soberana e inquieta
por donde los pedestres de siempre
sienten tanto temor que no dejan
de temblar por la incertidumbre
como es la costumbre
se deja de lado las inherencias
y la competencia se muestra
como la única solución posible
los qué y los cuánto
desparraman y apelmazan
a los quienes
juegan con sus gustos y sus genes
y se transforman en seres
que de repente
vendieron su individualidad
a cambio de una identidad compartida.
¿Y vos quién sos?
Un juego de puertas y ventanas
cobra sentido en un jungla asfáltica
donde un concierto de pólvora y claxon
se desarma como la orilla horadada por el mar
el Golem de concreto propone el desconcierto
en esta selva gris que respira por sí misma
y crece desaforada y sin vergüenzas
destierra la vida con tecnocráticos latigazos
y la humanidad se impotencia entre deseos y frustraciones.
Caen las rocas desde lo profundo del cielo
el polvo de estrellas nos transforma
y somos, nada más que un reflejo,
de nuestra propia soberbia,
de sobrada inconciencia.
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