un sin lugar
un sin querer
un sin tal vez
un uno mismo...
Nos miramos y nos entendimos
todo fue desborde e impaciencia
la urgencia de mezclarnos
era tan pasional, irracional y pura
que no importaba quien arriba
ni quien abajo,
indulgentes ante los pecados
nos amamos inclementes
sabiendo que no habría mañana.
Entremezclados como individuos
ya dolían las identidades intercaladas
los cuerpos arponeados
las pieles vivas
las bocas sensibles
la interacción de sus lenguas
de su verbo, de sus carnes.
tiradas las sábanas
los cuerpos rotos
un último suspiro
saluda al paroxismo,
la muerte de todo,
la paz.
Desapareció sin querer
en un lugar, por un tal vez
el tiempo y uno mismo.
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