Siempre vos, tan tierna y pura.
Siempre vos, llevándome a soñar
a dónde te dé la gana
sin mapa ni premura.
¡Desvergonzada!
¿Cuándo te adueñaste de mi imaginario
y transformaste a mis demonios
en tiernos cachorros durmiendo
a los pies de tu cama?
¡Vamos!
Desparrama ya tus caricias
sobre mi viejo y cansado lomo.
¡Hazme dormir entre tus brazos
que ansío soñar el sueño de soñarme contigo!
Hechizo poderoso tienes,
pues desdeño estar despierto,
y no tenerte,
ni ser tuyo,
ni de nadie.
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