de los suspiros, el aliento salado después del llanto
veo ataúdes de colores,
huesos pelados,
roedores apurados
frenéticos, sin tiempo de qué
de porqué ni excusas.
En el otoño veo miradas bajas
sonrisas ocultas tras barbijos hipócritas
que persiguen una moda
y no el propio bienestar.
En el otoño recuerdo,
sin lugar a duda,
lo feliz de la melancolía
y lo efímero de la vida.
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