la vida desnuda se puso ante mí
y me invitó, silenciosa y complaciente,
a ser entre sus dedos,
sentimientos, realidad y deseo
y brillé, en un candor conveniente
hasta temblar de pasión y esperanza,
y fui, sin rodeos,
una estrella perfecta
que iluminaba un planeta
que se pudrió hasta perecer.
sentimientos, realidad y deseo
y brillé, en un candor conveniente
hasta temblar de pasión y esperanza,
y fui, sin rodeos,
una estrella perfecta
que iluminaba un planeta
que se pudrió hasta perecer.
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