Qué difícil esta época para ser poeta
los hombres ya no creen en los elefantes
y las mujeres olvidaron como se huelen las flores.
Hasta Dios, ese ente paseandero y caprichoso,
parece haberse olvidado de esa metáfora
que al día de hoy, más nos sorprende:
nosotros mismos.
Y a pesar de ésto nos damos por hechos,
como si la obra de arte estuviera culminada,
como si realmente todos nosotros fuéramos
una loca invención de un ser aburrido de lo eterno
y no una simple casualidad o causalidad, evolutiva,
dentro de la tabla química de los elementos.
Ay mi Dios, bella Callíope
que difícil es esta época para ser poeta.
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