Pobre perro flaco
a orillas del árbol tirado
descansa su vejez
macilento, desgreñado.
Espera por la bondad
de alguno que pase cerca
y le quite la necesidad
aunque sea con carne seca
De cachorro cazador
en su juventud fue fiel guardián
abandonado en un parador
al cumplir diez años de edad.
Compañero solitario
se la rebusca como puede
ya ni fuerza el pobre tiene
para rogar por él piedad.
Ha pasado su momento
no está triste ni contento
espera allí paciente
que la parca se lo lleve
y desde el cielo de los perros
se sueña meando a aquellas gentes
que lo abandonaron a su suerte
en un viejo parador, donde no para ni la muerte.
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