Se han desnudado impúdicos,
esqueléticos, oscuros, únicos,
cargaban de verde sus ramajes
dejaron su follaje para mostrarse
hasta hace un par de meses atrás
creían que jamás
ese verde fluorescente
dejaría de existir, en tan solo un tris
de un momento a otro,
llegó con su nostalgia el otoño
y alfombró el césped y las calles
coloreando los paisajes
transformando el verde en hojarasca
con tonos ocres, rojos y naranjas.
Con esmero y gallardía
en paz silenciosa, crepitan,
los árboles desnudos
no temen del invierno duro
que poco a poco se aproxima
queda poco poco tiempo
para que el frío los golpee
con azotes de lluvia cuando llegue,
desde el sur el crudo viento
dejándolos tiesos, sin aliento
hasta pasmarles las esperanzas y los sueños
pero los árboles no temen
esperan de pie su propia muerte,
aguantan bien resueltos
los embates del invierno
súbita estará aquí la primavera
y retoñarán con fuerza nueva,
la vida abrirá buenas puertas
y brillarán por siempre eternas
las beldades de esta tierra.
Vamos ya que se hace tarde
llegó la hora de arroparse,
el otoño pronto termina
ha llegado al fin el día
de acostarse en vuestras camas
y dormir hasta mañana
cuando el sol primaveral
en salir no tardará
y los retoños de los árboles al brotar
podrán sentir al astro rey
acariciándoles su piel
que feliz y desnuda danzará
al ritmo de un viento suave
que como cálida brisa, soplará.
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