Encerrado en cuatro blancas paredes
donde ni gritar puede
en manos de Dios ni ruega su muerte,
entregado a su suerte
la soledad que mucho lo sofoca
y por quererlo, aloca
Cansado, acabado, sin que le importe
que decida la corte
el día del juicio, del juicio final
es la ley del criminal
aceptar abnegado sus pecados
soberbio y descarado
No hay dolo, pena o tristeza que sienta
ni ante dios se amedrenta
el cielo es del criminal nuestro infierno
el sufrimiento eterno
es para él bendición, no castigo,
nació del diablo amigo.
No hay ley divina que castigue en vida
o que le ponga brida
a esa lujuria en su mente perversa
ni a su pensar que versa
sobre torturas, miedos y violencia
matando la inocencia.
Salvajes e inescrupulosas bestias
desalmadas y necias
su motivación es el egoísmo
no hay ningún virtuosismo
quien cruel nace cruel morirá
así es, fue y será.
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