Colada entre los barrotes
entra indiscreta la luz de la luna
de las sombras se oye el reproche
purga su pena con culpa en penumbras.
Ella si que era un fastidio
lo atomentaba con sus celos
por tal motivo dio homicidio
creyendo estar en su derecho.
Ahora tiene pesadillas
no concilia bien el sueño
ensagrentada la cuchilla
clavada en medio de su pecho,
y la sangre borravina
desparramada en todas partes
y el cuerpo ya sin vida
de su celosa y dulce amante.
Pobre reo no descansa
la conciencia lo carcome
la verdad es siempre rancia
en la psiquis de los hombres.
No sabía que la muerta
se acostaba con cualquiera
y lo llenaba con mentiras
para burlarse de su hombría.
Nunca nada supo él de ésto
ni cuando se ahorcaba en su celda
colgaba desde el techo
con una soga de sábanas hecha.
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