Sé lo que se siente, ese dolor que oprime el pecho y comprime el alma hasta que explota en un mar de lágrimas que caen por los ojos de manera inmanejable, los oscuros quejidos que salen desde los riñones y la desazón y el por favor ya basta. Sé lo que se siente, no soy ajeno al dolor de cada quien, menos que menos al tuyo propio. No te diste cuenta acaso? Sufro igual que vos, lloro igual que vos, añoro igual que vos. En estos momentos donde la desidia y el dolor parecieran ser los únicos temas de los que se puede conversar, únicos tópicos que escucho; por desgracia... a todos nos toca lo mismo, este mismo suelo, esta misma agua, este mismo sonido atronador en el pecho trayendo dolor, miedo y taquicardias, esta sin razón, este sin sentido, no son tales, pero claro... explicarle al corazón razones sirve solo para que la mente acepte o en el peor de los casos resigne... pero es la mente no el corazón, ella es distinta, ella funciona de modo impersonal, suma y resta estadísticas y posibilidades. No te diste cuenta? Acomoda todo de manera caotica dentro de una nube eléctrica donde las tormentas que ocurren no son más que información en movimiento. Pero el corazón, pobre corazón, es tan solo un músculo atento a su menester, todo el tiempo bombea esperanzas a todo el cuerpo asumiendo la responsabilidad de todo lo que anda dando vueltas y genera en uno, algo más profundo que una simple tormenta eléctrica.
Me crees ajeno a tu sentir y no es ilógico que lo creas... aunque si es erróneo, no te diste cuenta? Sé de tu dolor, no cómo es, pero si sé sus por qué, no porque las haya pasado todas ni tampoco porque todas me hayan pasado, simplemente entiendo tu angustia porque soy parte de vos, porque me entregué a tus silencios y a tus palabras, a tus lágrimas y sonrisas, a tus dones y vergüenzas, me entregué entero y sin juicio alguno, te acepté en mi tan profundamente como vos a mi me aceptaste, y al hacerlo, de alguna manera empecé a sentir lo que tu corazón siente, al igual que el tuyo siente lo que el mío.
Tal vez sea por eso, que a pesar de toda esta mezcla de dolores, de sentimientos encontrados, y de sinceramiento con uno mismo, me veas a los ojos con el alma chueca, rota y encuentres que detrás de mi mirada, mi ilusión también está en ruinas, y mi realidad estoica, impoluta, orgullosa, inmaculada...
Tus ojos embebidos en lágrimas no pueden ver nítidamente a mi corazón, que aunque roto por no poder hacer nada, sigue latiendo con la esperanza de que encontremos la manera y salgamos adelante.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario