jueves, agosto 28, 2008

Tristeza -- Poesía

I
Cuando la bestia despierta
ni la música la acalla
cosa que toca, la mata,
no hay nada que la detenga.

Se pasea sin vergüenza
por los rincones del alma
y rencorosa te canta
sobradora las cuarenta!

Quedás roto y estepario
sin saber cual es el norte
de tu sino solitario.

No te salva ni la corte
con poder extraordinario
de sus garras y sus golpes.

II
Aprovecha cuando duerma
con sigilo y silencioso
acercate licencioso
y tomala por sorpresa

no confíes, ten cautela,
no conoce el reposo
tiene abierto siempre un ojo
nunca niega una pelea.

Domesticala cuanto antes
pero siempre estate atento
pues su escencia es salvaje.

Ya son muchos, esto es cierto,
por confiarse un instante
terminaron más que muertos.

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