...que por detrás de los bosques
donde el silencio calla,
en la orilla del río
donde la barca encalla,
en el ascenso hacia la cima
donde las manos se encallan,
encontré sin querer un verbo perdido
al que reproduje en todos sus tiempos;
las hadas del pasado acudieron pronto
pues alguien había recordado el porque y el como
al verlas quise cogerlas
pero el presente las había devorado,
su carne no era más
que imágenes en los sueños de los niños.
Hoy ni las recuerdo como eran,
seguro que es porque el futuro
desvanece todo lo que no perdura,
puedo apenas hacer un poema
donde las nombro olvidadizo e inmaduro
escondiendo mis descuidos con literatura.
Tampoco creo poder recrear aquel verbo
que encontré vagando en algún presente,
seguramente, en alguna de las tantas mudanzas
se perdió nuevamente sin que pueda
enserñárselo a nadie para que lo repita
una y otra vez, hasta que la magia del pasado
vuelva y nos convenza
que el camino que llevamos
a su propio fin nos conduce.
donde el silencio calla,
en la orilla del río
donde la barca encalla,
en el ascenso hacia la cima
donde las manos se encallan,
encontré sin querer un verbo perdido
al que reproduje en todos sus tiempos;
las hadas del pasado acudieron pronto
pues alguien había recordado el porque y el como
al verlas quise cogerlas
pero el presente las había devorado,
su carne no era más
que imágenes en los sueños de los niños.
Hoy ni las recuerdo como eran,
seguro que es porque el futuro
desvanece todo lo que no perdura,
puedo apenas hacer un poema
donde las nombro olvidadizo e inmaduro
escondiendo mis descuidos con literatura.
Tampoco creo poder recrear aquel verbo
que encontré vagando en algún presente,
seguramente, en alguna de las tantas mudanzas
se perdió nuevamente sin que pueda
enserñárselo a nadie para que lo repita
una y otra vez, hasta que la magia del pasado
vuelva y nos convenza
que el camino que llevamos
a su propio fin nos conduce.
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