Nunca quise que creyeras
que soñaras o imaginaras
que por temor a lo que pasara
no hicieras lo que quisieras.
Por mi lado era adrenalina
la del cazador acechando a la fiera
y por conquistar tu divina
luz cálida y semblante, era
capaz de cualquier mentira.
Conquistarte
clavarte mi estandarte
y que seas mía
era ofrenda a Cúpido,
la proeza, y la buena puntería.
1 comentario:
La mujer con sus bosques, lunas, flores, aguas, vigilantes dedos: no podéis presumir de magia comparable a la suya.
En el peor caso ... Hechiceros.
En el mejor ... Poetas.
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