He dejado de escuchar las voces
esas voces que inventaban
maravillosas utopías y florecientes anarquías
en donde cualquier sueño
crecía como yuyo en la vereda.
No están más esos susurros altisonantes
libertarios, revolucionarios,
cargados de una ética y moral
un tanto ambivalente
y ponzoñosas.
Ahora que los susurros se callaron
se oyen sus gritos desgarrados
precedidos por disparos
y los pasos de la gente corriendo
aterrorizada por las calles.
La revolución se vuelve
un mar de sangre
y violenta se levanta contra todo
y sin quererlo termina siendo
aquello contra lo que lucha.
Sólo escucho sus gritos
sus suspiros de adiós
y sus ayes constantes.
La única que será libre esta noche
será el alma de los combatientes.
esas voces que inventaban
maravillosas utopías y florecientes anarquías
en donde cualquier sueño
crecía como yuyo en la vereda.
No están más esos susurros altisonantes
libertarios, revolucionarios,
cargados de una ética y moral
un tanto ambivalente
y ponzoñosas.
Ahora que los susurros se callaron
se oyen sus gritos desgarrados
precedidos por disparos
y los pasos de la gente corriendo
aterrorizada por las calles.
La revolución se vuelve
un mar de sangre
y violenta se levanta contra todo
y sin quererlo termina siendo
aquello contra lo que lucha.
Sólo escucho sus gritos
sus suspiros de adiós
y sus ayes constantes.
La única que será libre esta noche
será el alma de los combatientes.
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