Nadie puede sobrevivir en ningún lado
nadie puede escapar de la ososa mano del destino
de su hoja sin filo
de su andar injusto y dispar.
Nadie escapa de la guadaña
pues esta se da la maña
de atrapar a todos los que de ella se escapan
pues no da tregua ni ventaja.
Tu te preguntas si yo puedo sobrevivir
en la blancura de tu verbo que lo oscuro absorbe
yo me pregunto si lo blanco de mi verbo
puede escapar de las sombras que me absorben
a mis otoños enhojados
a mi destino que está escrito
a los minutos que se fueron
y a esta mente acalorada
que no anda en busca de respuestas.
Ya no pregunto
pues la respuesta no me basta
he dejado de creer
en el corazón, en la mente y el alma,
ahora soy simplemente,
una sombra que se desvanece
ante la aparición del sol cuando amanece.
nadie puede escapar de la ososa mano del destino
de su hoja sin filo
de su andar injusto y dispar.
Nadie escapa de la guadaña
pues esta se da la maña
de atrapar a todos los que de ella se escapan
pues no da tregua ni ventaja.
Tu te preguntas si yo puedo sobrevivir
en la blancura de tu verbo que lo oscuro absorbe
yo me pregunto si lo blanco de mi verbo
puede escapar de las sombras que me absorben
a mis otoños enhojados
a mi destino que está escrito
a los minutos que se fueron
y a esta mente acalorada
que no anda en busca de respuestas.
Ya no pregunto
pues la respuesta no me basta
he dejado de creer
en el corazón, en la mente y el alma,
ahora soy simplemente,
una sombra que se desvanece
ante la aparición del sol cuando amanece.
1 comentario:
Un hombre lleva las cenizas de un muerto en su pequeño atadijo bajo el brazo.
Llueve.
No hay nadie.
Anda como si pudiera llevar su paquete a algún destino.
Se ve andar.
Se ve en una paramera sin fin.
Al término, el ingreso devorador lo aguarda del ciego laberinto Poeta ...
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