jueves, noviembre 01, 2007

El viejo y las uvas -- Fragmento

Me soprendió la falta de tiempo, bah... más bien de timing o algo así, osea, saber entender y medir los tiempos. No me gustaría echarle la culpa a la lluvia otoñal que cae, tampoco al frío o a esa modorra tan típica que trae consigo. Digamos que si es por hacerse cargo, fue simplemente un error en los cálculos y así pasó todo. Lo más inmanejable, por supuesto, es la culpa, es el saberse responsable de la situación. Claro que a veces hay imponderables, pero entenderlos como tales solo nos desliga de la culpa, pero no de la responsabilidad. Responsables somos de todo lo que suceda alrededor de donde nuestros pies estén pisando, y adentro nuestro también, pero claro, aceptar esto puede causar impotencia u omnipotencia, que al fin y al cabo son lo mismo pero vistos desde otro punto de vista. Si tal vez hubiese podido reaccionar antes, o verla venir, pero desprevenido anda uno por lo general en la vida, si no imaginen que calvario no? Vivir paranoico y al acecho constante de cualquier asedio... pero uno se relaja, uno debe relajarse, es casi una obligación para cualquier persona que quiera vivir tranquilo. Si uno atraviesa el camino de la paz, llega a la felicidad, no me cabe duda de esto. Lo que si no entiendo es como cuerno hacés para vivir relajado sabiendo que a la vuelta de cada esquina siempre hay alguien con un palo esperando, tal vez el palo lo use para rascarnos la espalda, o para regalárnoslo o para dárnoslo por la cabeza sin explicación ni motivo aparente... cualquier cosa es posible, eso es claro y obvio, por esto, cómo lograr esa entrega, esa entrega franca y sincera a la cantidad de posibilidades que se presentan sin volverse loco, ni quemarse la cabeza.
Será Dios la respuesta a esto, bah... más que Dios las respuestas debemos tenerlas nosotros, aceptarlas es lo difícil. Solo el hecho de aceptarse ignorante y no tener culpa ni vergüenza por no saber, ya no dar nada por cierto y por ende que nada sea dado por hecho, solo entonces, tal vez entendamos que si nada es tenido por cierto, o dado por hecho... qué temer entonces? a qué temer? Nuestro temor no sería real, sería simplemente un causal por algo irreal o inexistente. Habría asidero para que esa desconfianza sea real, y no una mera consecuencia de una enmarañada trama de supuestos manejados através de nuestra propia ignorancia, al fin y al cabo Dios no es eso, o más bien, Dios no es aquello que nuestros cinco sentidos no pueden interpretar?
E igualmente, por qué mierda siempre auscultamos tanto una imagen indefinida e inexplicable cuando apenas podemos definirnos a nosotros mismos, explorarnos, conocernos, si uno se lo pone a pensar seriamente, conocemos menos del fondo del mar que de cualquier otra cosa de nuestro sistema solar, lógico que estamos inmersos en la ignorancia y nos morimos de ganas por conocer hacia donde ven nuestros ojos, pero lo que hay detrás de nuestros ojos... lo que hay detrás de nuestros ojos, qué? Acaso no juzgamos lo que es real por medio de nuestros sentidos? E igualmente, a pesar de eso, no nos damos cuenta que la realidad que captamos no es la realidad existente, los sonidos no son sonidos, son vibraciones en nuestros huesos del sistema auditivo, los colores que vemos realmente son lo opuesto al color de las cosas que la reflejan, nuestros sueños y sentimientos son solo impulsos eléctricos entre neuronas, y nada más. Con qué asidero creemos a la realidad como tal y juzgamos que todo afuera de nuestro entendimiento o punto de vista, existe o no? Claro que es fácil desde el presente mirar al pasado y juzgar que si y que no, pero cómo saber desde el presente al futuro hacia donde van las cosas y cual es el mejor actuar? Acaso no es lo mismo? No es cuestión de timing, o algo así? Dale Dios, considerame un ignorante, teneme entre tus huestes como alguien que solo quiere entregarse al fluir de la vida entre tus manos como un río baja por la ladera de una montaña, se asenta en el valle y muere en el mar o en algún lago. Dame esa oportunidad, la oportunidad de ser paciente, de aprender a controlar mis impaciencias, mis dolencias y dejar de ser yo mismo para ser parte de todo. Teneme en cuenta el día, en que los que se dan cuenta que no saben nada, puedan vivir tranquilos y felices en tus manos.