Si encontrás en algún lugar
una pequeña luz,
que como lucero
guía e ilumina
y la seguís, y la alcanzás,
y después de un rato
te das cuenta que no te sirve
y te enojás, y reclamás
por fis
no la apagues,
no mates a nadie,
ni menos aún te engañes.
Tal vez, lo que a vos no te sirva
le sirva a cualquier otro peregrino,
que por azar y buena ventura
ha seguido tu camino.
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