Mirá que me caí muchas veces,
y hubieron veces que volver a levantarme
fue tan difícil que dudé, seriamente,
en mi capacidad de volver a lograrlo,
pero sin embargo, me levanté,
débil, herido, pero orgulloso
de apenas poder mantenerme en pie
e igualmente no solo intentarlo,
si no además lograrlo.
Y siempre cayó bien
una mano en el hombro,
una agarrada del brazo que servía
más que nada de sostén,
una palabra de aliento
(y la palabra estaba llena de nuenas leches
y el aliento olía fresco y rejuvenecía
el alma, el espíritu) una mirada franca...
y las heridas?
las heridas bien gracias, se curaban de tal manera
que de muchas ni cicatriz quedó.
Le agradezco a la vida todo lo que me ha pasado,
aunque haya habido cosas tan oscuras y tenebrosas
que los ojos se llenan de ira, rabia e impotencia
al saber que es imposible hacer algo, cuando nada hay por hacer
porque lo hecho hecho está y cuando esto pasa
solo nos queda construir sobre los restos que dejamos
de nosotros mismos al despertar como nuevo hombre,
como otro ser humano, que perdió sin querer una uva de inocencia
y en el haber de la conciencia esa uva pesa más
que un mil kilos de manzanas.
Agradezco a la vida por mis viejos,
mis hermanos, mis sobrinos, mi mujer y mis amigos,
sin todas sus historias mezclándose con la mía día tras día,
nunca hubiese llegado ni a la mitad de lo que soy,
ni a un cuarto de lo que seré, si es que el tiempo y Tata Dios
me ayudan y me dejan a alcanzarme a mi mismo
en aquel lugar del camino al que con amor y mucho aplomo, me dirijo.
y hubieron veces que volver a levantarme
fue tan difícil que dudé, seriamente,
en mi capacidad de volver a lograrlo,
pero sin embargo, me levanté,
débil, herido, pero orgulloso
de apenas poder mantenerme en pie
e igualmente no solo intentarlo,
si no además lograrlo.
Y siempre cayó bien
una mano en el hombro,
una agarrada del brazo que servía
más que nada de sostén,
una palabra de aliento
(y la palabra estaba llena de nuenas leches
y el aliento olía fresco y rejuvenecía
el alma, el espíritu) una mirada franca...
y las heridas?
las heridas bien gracias, se curaban de tal manera
que de muchas ni cicatriz quedó.
Le agradezco a la vida todo lo que me ha pasado,
aunque haya habido cosas tan oscuras y tenebrosas
que los ojos se llenan de ira, rabia e impotencia
al saber que es imposible hacer algo, cuando nada hay por hacer
porque lo hecho hecho está y cuando esto pasa
solo nos queda construir sobre los restos que dejamos
de nosotros mismos al despertar como nuevo hombre,
como otro ser humano, que perdió sin querer una uva de inocencia
y en el haber de la conciencia esa uva pesa más
que un mil kilos de manzanas.
Agradezco a la vida por mis viejos,
mis hermanos, mis sobrinos, mi mujer y mis amigos,
sin todas sus historias mezclándose con la mía día tras día,
nunca hubiese llegado ni a la mitad de lo que soy,
ni a un cuarto de lo que seré, si es que el tiempo y Tata Dios
me ayudan y me dejan a alcanzarme a mi mismo
en aquel lugar del camino al que con amor y mucho aplomo, me dirijo.