En el perfil
encuentra su casta
pues primorosa y vasta
llega del redil
su último basta.
Vestida,
con suntuosas sedas
y joyas coloridas
oliendo a canela
radiante ella llega.
Se oye el clamor oneroso
tan dulce como su aroma,
tan fuerte como pudoroso
cuando al balcón se asoma
el recibimiento afectuoso
de un pueblo que amoroso
sus pecados le perdona.
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