En tus labios de antaño
el silencio pétreo
enquistado y huraño
casi perverso
se afirma.
De tu perfil como esfinge
que por dejar tanto de lado
ya no sabe si finge
o si, simplemente
dejó de sentir hace rato.
De tus ojos chatos
que perdieron el horizonte
y que del alma olvidaron
el pasaporte
que le abriría la puerta dorada.
O de tu cuerpo
que frágil y al viento
se dejó llevar por el tiempo
y en este momento
no es más que cenizas.
Lo has logrado,
a ningún lado
te has llevado el secreto
que en vano guardabas
y que te mato de a poco.
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