Imágenes en movimiento,
solo objetos borrosos
que van de acá para allá
sin ningún tipo de tapujo.
Los contornos son claros
los rostros son amplios
pero sin rasgos,
rasgos borroneados
como si lo vieras todo detrás
de un cristal esmerilado.
Formas coloridas llenas de vida,
aunque algunas están quietecitas,
tal vez haciendo fuerza
en producir alguna sombra.
Hasta tengo una cosa peluda
que me chupetea la mano
sacudiendo anárquicamente algo
que por dios espero,
sean un perro y su rabo.
Se yergue en una esquina
un pequeño castillo de porcelana
pareciera tener una princesa asomada
a la espera de su principe galán.
Aunque seguro no sea más que una
montonera de basura apilada,
pero sin gafas puestas no todo es tan claro
como realmente aparenta.
La verdad es que todo toma otra forma,
los límites se mezclan y se funden,
sin querer el inconsciente busca un algo
que traiga a la realidad tanto abstracto.
No es fácil la vida sin anteojos,
aunque me rayen el lomo de la nariz
y me dejen en la montura de la misma
dos pequeñas huellas, casi imperceptibles,
por su constante apoyo.
Mejor me calzo las gafas para salir a manejar
espero así poder distinguir qué es eso
que está en la doble mano
moviéndose enloquecido.
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