Ese de ahí
tiene el diablo en la sangre
se lo huele, se lo siente,
azufrino, caminando,
por todos lados dejando huellas.
Ese de ahí
tiene la sed de infierno
se lo ve, se le entiende,
ambarino, merodeando
entre un laberinto de mil mesas.
Ese de ahí
tiene la sonrisa de un ángel
se la vive, se la recibe,
brillantina, bailando
entre aceros, escombros y granadas.
Ese de ahí se frota las manos
cuando otros las esperanzas pierden,
ese de ahí es el que masca
las esperanzas perdidas de las gentes.
Ojo con ese, está en todos lados,
mirándote, babeándose,
energúmeno, esperando al acecho
que pierdas tus esperanzas.