No dejes nunca que el tiempo se vuele por la ventana,
seguilo pero no lo persigas, nunca vas a alcanzarlo.
El tiempo viene desde siempre y hacia el siempre va,
sin demoras, sin escalas, sin paradas.
Seguilo, nunca lo pierdas de vista,
mientras tengas fuerzas no lo pierdas de vista,
tenelo siempre cerca y como a un amigo aceptalo,
en las buenas y en las malas.
El no corre, sos vos el que corre tras él
con la vana ilusión de algún día alcanzarlo.
Llevalo a donde quiera y dejate llevar por él
a donde quiera que sea que vaya.
Aceptar al tiempo y sus cosas
te hace amigo de la vida, te llena de paciencia,
te enseña a atender a eso que llega
aunque duela en lo más profundo del alma,
te da la tranquilidad necesaria
de saber, aprender y entender
que no es el tiempo, si no uno el que pasa
y si aprehendés lo que viene
tendrás por siempre y para siempre
una vida plena, llena de amor,
de construcción, de aprendizaje,
y de enseñanzas sin vueltas.