Quisiera haberle hecho un homenaje a Fontanarrosa
a Olmedo y a Porcel, a Groucho, a Fidel Pintos
a pocos de los tantos que van quedando en el camino,
dejando su huella hendida en forma de sonrisa.
Adoraría poder volverlos y con ellos limpiar las porquerías
que a veces consigo trae la vida. Supieron ellos con sus humoradas
llamar a la reflexión y enseñarnos de nosotros mismos,
en una que otra apretada situación a mearnos de la risa,
aunque estemos caminando al filo mismo de la cornisa
Quisiera conversar con ellos, convencerlo a Dios que nos los devuelva
aunque más no sea media hora, para entre todos en una mesa redonda
hablar y reír hasta que el sol salga, tomando vino, comiendo empanadas
disfrutando en las deshoras reunidos entre amigos.
Erigir un monumento, todos juntos y al momento
en que las palabras brotan y las risas explotan
perpetuando eternamente nuestras sonrisas en las bocas
y olvidarnos por siempre de la mala sangre y las malas leches.
Este año ha muerto un grande, uno de los más grandes del mundo
creador de mil y un personajes con los que crecimos y criamos juntos
no derramaré ni una lágrima de tristeza en honor de los que ya no están
si no más bien que de las más alta montaña, me verán reír hasta llorar.