Muy a mi pesar
llevo detrás los lobos aullando
siguen el rastro de sangre
que mis heridas van dejando
prometen en su griterío
darme caza, volverme presa
de sus fauces que hambrientas
no condonan, ni perdonan.
No me juzgan
pues son sinceros en sus actos
no le importan mis pecados
sí mi carne arrogante
de sangre caliente
y sudor salado,
les abre aún más el apetito
mi escape sin sentido.
Jaurías diezmadas y salvajes
por hambrunas denostadas
por varas flexibles de acero
por duros y explosivos plomos
de cazadores que solaces
acribillamos de uno en uno
sin importar ascendencia
ni crianzada.
Hoy tras de mi
persiguen su revancha
ríendo la jauría envalentonada
pues sabe ser dulce la venganza
de aquel que es maltratado
y se le da el momento
para dar a su rival
una única estocada.
Tendré un ardid
que pueda liberarme?
habrá en mi
valor para enfrentarles?
podré decir
alguna última frase?
¿o serán tan fieros y salvajes
que ni a morir me den siquiera tiempo?
Puedo oír sus pies
hundiéndose en la blanca nieve,
puedo sentir su aliento
estrellarse con mi cuello,
puedo oler el hálito de la muerte
escapando entre sus dientes,
puedo sentir la vida
que escapa por cada herida.
El beso frío de la parca
como un pequeño copo de nieve
se posa en mi mejilla,
y caigo, inexorable y sin temores.
Heme aquí cual recompensa
por tantos suyos que he llevado
de vuestra jauría soy dulce,
frío y justo bocado.
llevo detrás los lobos aullando
siguen el rastro de sangre
que mis heridas van dejando
prometen en su griterío
darme caza, volverme presa
de sus fauces que hambrientas
no condonan, ni perdonan.
No me juzgan
pues son sinceros en sus actos
no le importan mis pecados
sí mi carne arrogante
de sangre caliente
y sudor salado,
les abre aún más el apetito
mi escape sin sentido.
Jaurías diezmadas y salvajes
por hambrunas denostadas
por varas flexibles de acero
por duros y explosivos plomos
de cazadores que solaces
acribillamos de uno en uno
sin importar ascendencia
ni crianzada.
Hoy tras de mi
persiguen su revancha
ríendo la jauría envalentonada
pues sabe ser dulce la venganza
de aquel que es maltratado
y se le da el momento
para dar a su rival
una única estocada.
Tendré un ardid
que pueda liberarme?
habrá en mi
valor para enfrentarles?
podré decir
alguna última frase?
¿o serán tan fieros y salvajes
que ni a morir me den siquiera tiempo?
Puedo oír sus pies
hundiéndose en la blanca nieve,
puedo sentir su aliento
estrellarse con mi cuello,
puedo oler el hálito de la muerte
escapando entre sus dientes,
puedo sentir la vida
que escapa por cada herida.
El beso frío de la parca
como un pequeño copo de nieve
se posa en mi mejilla,
y caigo, inexorable y sin temores.
Heme aquí cual recompensa
por tantos suyos que he llevado
de vuestra jauría soy dulce,
frío y justo bocado.
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