Me encantaría poder dejarte
un mundo pleno de jardines
donde el agua clara sea corriente
y la moneda no valga nada,
donde la palabra tenga sentido
y la acción tenga valor
y la vida sea invaluable.
Es cierto,
este viejo ya no tiene fuerza
de luchar contra tanto egoísmo
el cinismo de la gente
los vuelve ciegos
y necios, y feos,
y creyentes
que su sentir
es la única verdad
que tiene importancia.
¿Sabés qué pasa?
La edad me va dejando sin fuerzas
y las correspondencias que te da la vida
son tan pocas, que sin querer
uno se vuelve ateo de sus propias ideas
y el desgano te corre por las venas
te consume el corazón
y te deja en la vereda.
Es cierto,
hay algunos que comienzan
y tienen en su haber muchas ideas
ruego a Dios que no las pierdan
que las cambien, pero no las vendan,
que las mejoren, no las prostituyan,
que instituyan con ellas
un lugar que haga valer la pena
de aquellos que aún antes de abdicar
dejamos un trozo de la vida
creyendo que era
posible la utopía.
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