el títere de tu razón
el porque de tus caprichos
el monstruo de tu adiós.
Soy yo, me ves
y no me reconocés,
claro, como hacerlo
un predecible entre tantos decibles
nunca brilla como el tal vez.
Era yo, el suspiro de tus labios
la huella de tu caricia
un surco de la historia
la carne del adiós.
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