en un café
todo desarreglado
con los pelos parados
y con pocas ganas,
desanimado.
Andá a saber
con qué nuevos kilombos encima
escribiendo una poesía
parida en el desgarro
que tengo adentro
y que nunca cesa.
Cuando me veas
pareciera que ando entero
hasta contento
pero ando más roto que zapato viejo
y no tengo
más que agujeros en el curtido cuero
por donde sangran todos mis males
menos la esperanza, claro.
¿No mueres nunca maldita Pandora?
Harto estoy de esperarte
bajo la lluvia
abrazado por el frío
y sin excusas.
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