Me descubrí en tus ojos
en tus labios
en tus formas de mover las manos
en lo largo de tus dedos
en la simpleza de tus uñas.
Me descubrí desnudo y sin miedos
al abandono,
a la traición,
a la muerte.
Y sin embargo
se me fueron las palabras
me sobraron sueños
me faltaron caricias, lágrimas, momentos
con los que evocarte y retenerte
para que nunca desaparezcas
tras las tinieblas del tiempo
y lo miserable del olvido.
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