Lennon me invitó a imaginar
Gelman me enseñó a aguantar
Dostoyevski me ayudó a llorar
Saki me hizo cosquillas
Cervantes cagar de risa
y por Benedetti combato con la pluma
Nietzsche me obligó a pensar
Conan Doyle a deducir y a soñar
Verne me llenó de sed y aventuras
y Shelley de compasión y ternura.
con Borges aprendí que hay reglas
y por Cortazar a jugar con ellas,
Márquez me enseñó la magia
Girondo me mostró lo imposible
y Arlt, la violencia por la impotencia.
Por Platón entendí que nada cambiaría
con Aristóteles lo comprobé
y Lao Tsé me ayudó a aceptarlo.
Poe me abrió una puerta
Lautréamont las ventanas
Voltaire los ojos
y Saint-Exupéry el corazón.
No me digas que leer no sirve,
a mí, leer me enseñó, a mirar a los ojos
y saber quién soy y qué quiero,
leyendo aprendí a saber a ciencia cierta,
que no hay universo más hermoso
que el que existe en tu alma.
Gelman me enseñó a aguantar
Dostoyevski me ayudó a llorar
Saki me hizo cosquillas
Cervantes cagar de risa
y por Benedetti combato con la pluma
Nietzsche me obligó a pensar
Conan Doyle a deducir y a soñar
Verne me llenó de sed y aventuras
y Shelley de compasión y ternura.
con Borges aprendí que hay reglas
y por Cortazar a jugar con ellas,
Márquez me enseñó la magia
Girondo me mostró lo imposible
y Arlt, la violencia por la impotencia.
Por Platón entendí que nada cambiaría
con Aristóteles lo comprobé
y Lao Tsé me ayudó a aceptarlo.
Poe me abrió una puerta
Lautréamont las ventanas
Voltaire los ojos
y Saint-Exupéry el corazón.
No me digas que leer no sirve,
a mí, leer me enseñó, a mirar a los ojos
y saber quién soy y qué quiero,
leyendo aprendí a saber a ciencia cierta,
que no hay universo más hermoso
que el que existe en tu alma.
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