Recién la luna
se asomó por la ventana
y susurró un nombre,
la impensable noche
se llenó de penumbras
de tristezas, llantos y pesares.
Nadie imaginó en ese invierno
que tuviera la parca tal deferencia
al vestirse con su traje
más blanco, brillante y puro
para avisarnos tu muerte
en un cálido susurro.
se asomó por la ventana
y susurró un nombre,
la impensable noche
se llenó de penumbras
de tristezas, llantos y pesares.
Nadie imaginó en ese invierno
que tuviera la parca tal deferencia
al vestirse con su traje
más blanco, brillante y puro
para avisarnos tu muerte
en un cálido susurro.
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