Cuando termine de caer el último copo de nieve
y cuando los caducifolios anden huesudos e impúdicos,
cuando los fríos vientos hayan callado sus tormentos
y cuando el cielo estrellado se abra en todo su esplendor,
cuando las aguas del tiempo hayan perdido su eterno devenir
y cuando el etéreo ir y venir del fuego al fin haya cesado,
hallarás mi huella hundida en el barro de la montaña atemporal.
Antes no me busques, que por ahí yo no estaré,
como los rayos zurcan los cielos, como las flores
pueblan los bosques de aromas y colores,
siendo el dueño de mi senda, de mi propio tiempo
mis pies van siempre hacia el destino que sueño.
y cuando los caducifolios anden huesudos e impúdicos,
cuando los fríos vientos hayan callado sus tormentos
y cuando el cielo estrellado se abra en todo su esplendor,
cuando las aguas del tiempo hayan perdido su eterno devenir
y cuando el etéreo ir y venir del fuego al fin haya cesado,
hallarás mi huella hundida en el barro de la montaña atemporal.
Antes no me busques, que por ahí yo no estaré,
como los rayos zurcan los cielos, como las flores
pueblan los bosques de aromas y colores,
siendo el dueño de mi senda, de mi propio tiempo
mis pies van siempre hacia el destino que sueño.
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