jueves, julio 13, 2006

Muñecas -- Cuento

Claro que la nueve de julio sería destino seguro, allí tal vez dos manos las harían sentirse útiles, dos manos que las tomasen y las acunasen en lo alto, dos manos que apretaren con certera seguridad a una contra la otra y las hiciere contraer contener y escupir y llorar, cuánta cosa se venga determinadamente por encima de las olas o bien las otras, las que siempre existen, que nunca fallan, que son como esposas viudas para muñecas sin carne; claro que la nueve de julio sería un buen destino, claro que juntar esperanza no es vano menester (claro que modular nódulos y coyunturas triaxiales con trocleas y demases tipos coyunturales que en sí no son tan pero tan importantes), llevarían a alguna de todas esas ellas a ser parte de alguien ella como, por ejemplo, sabrían que vendría primero los pasitos histéricos, pisándose torpemente hasta llegar a una y allí, manos sin muñecas tendrían una o por lo menos dos o tres o por lo menos cuatro, (nunca se sabe cuando hay que andar con el culo a cuatro manos) ellas, ellas esperaban silentes, dos manos que llegasen y las abrazase con brasas, que las abrasase con abrazos, que le contasen secretos con caricias índice, con pulgares enanos, con meñiques pihui, anulares soña y mayores sin escalafones escalofriados o fritos, ellas deseaban compartirse de las mancas manos a los brazos, de los brazos al pecho, querían ser otra coyuntura muñecal, infausta, ecléstica y salvádroma, querían en si ser nexo, como la coma, como la ye, querían pertencer al todo, ser parte de él, y esperaban espectativas espectaculares, especulando primero, osculando cualquier carne después.
Claro que la nueve de julio sería una buena salida, porque donde hay entradas es que cae pelo, y a ellas no les importa porque el que tienen es poco y en algunas muñecas está injertado, por eso no les importaba ser lindas o feas aunque cuidasen su imagen usando de espejo el celofán que las cubre de la roña pero!...ésta ventana como toda ventana, no les da privacidad, sólo las mantienen encerradas en una jaula so-lógica humano-animal,y hay cajas para ellas, y hay grillos para ellas y son grillos que no cantan,son grillos exiliados, exilados, oxidados y lustrosamente plateados a pesar del uso a pesar del tiempo; ellas observan atravez de la ventana de su prisión como la nueve de julio sigue su fiesta diurna de laburo y laburo y laburo y laburo y nada más que un pancho y más laburo, claro que poco entienden que la realidad no es realidad si se la ve tras una ventana de celofán
primero y de vidrio después,claro, claro que la realidad cambia al verla de frente con el pecho al viento, pero qué pueden saber de pechos tristes muñecas de plástico o de carne, claro que es lo que pueden saber de libertad, muñecas que no pueden hacer más allá de lo que están destinadas ha ser.
Ellas miran sentadas las cansadas paradas las recién llegadas que son las mismas que en un momento se sentarán y dirán que estoy haciendo de mí, otras se doblarán para adelante y darán la hora, otras se doblarán para atrás y llevarán bandejas, otras doblarán a la izquierda y serán muñecas de manos peligrosas, otras se irán a la derecha y serán muñecas nadando a favor de la corriente, otras se irán hacia el otro lado y quedarán en cajones, otras vivirán en la linea y serán ignoradas, las que no sigan la linea serán locas, blasfemas, antisociales, peligrosas o artistas, todo depende de la suerte de cada una.
Claro que es buena suerte que el destino las haya mandado a la nueve de julio, porái cerca se comenta que se mueve mucha guita y si son cautelosas y se manejan con sigilo podrán entrar en las latas sin ser ni vistas ni escuchadas, una muñeca que botonea de muñeca tiene poco, ellas se mueven la de los hombres torpe y brutalmente, las de las mujeres suaves y cadenciosas con ritmo danza, las de los mujeres se mueven andróginadamente femeninas, las de las hombres, estróginadamente masculinas, por eso no es cuestión que el juego sea un jeugo sin muñecas, por eso es bueno estar en la nueve de julio, todas escondidas a la simple vista soñando con ser de afuera una parte y de adentro preferentemente recuerdo, ellas lo saben y es también lo que quieren y lo que buscan con tristes ojos de desamparoí lloran sus penas silenciosas a cuanta niña pase, toda niña que camina, si tiene brazos también puede acunar, y si acuna, las muñecas no tienen exigencias, sólo quieren que como pedazo de plástico alguien les dé.
Claro que tienen suerte de estar sobre la nueve de julio coquetean a cuanto hombre larva cadete empresario se les aparezca; por tenerla tienen precio, cada hombre y muñeca que se precie debe tenerlo ,debe tenerla, sin importar el cómo dónde o por qué deben tenerlas pero...pero así son ellas inefables necesarias para que cada movil mano sedienta de amor las necesite, las adore, las doble, las quiebre, las agite, las eduque, les dé de comer y tomar...té también, sí señor!, las acune en su pecho y les prepare la camita y las acueste, pobre víctimas, les hacen la cama las acobijan, las tapan, y sonríen las muy bestias, sonríen, pensando sueños de plástico y lanas trenzadas amarillas, o rubiamente nylon con esculturales figuras o las que simulan realidad, que son iguales a las que no simulan, pero demás está aclarar que son y no son distintas, iguales, y no son, similares, escalenas, claro que la nueve de julio sería un buen destino.
El semáforo abre en verde y el cardumen de perros se lanza salvaje en jauría de pescados sobre las verdedas, de la mano de Ujna, anciana más que haragapienta, una niña a las arrastradas que avanza y llora dejando agua lágrimas tras de sí, un perro vagabundo calculaba estadísticas en un café frente a uno de los tantos frentes que tiene el orgulloso falo de la ciudad porteñitamente impotente, juego ma non troppo se acercó, la niña a la vidriera y atravez del vidrio sin llanto y sin mocos las vió esperando el saludo de alguna de ellas, esperando que alguna dijése ey! pero no, nada, los celofanes y los vidrios sofocan los gritos, la niña atrapada detrás de su retina gritaba, las muñecas detrás del celofán rogaban amor enérgico eterno perdido, la niña en silencios movía la boca y bramidos y estruendos escapaban de su boca, la anciana que acompañaba a la niña, se sonrojaba ante la gente que pasaba, claro que la niña quería hablar y hablar de sus necesidades de cuánto le gustaban las muñecas que del otro lado se escondían detrás de celofanes que las protegían del polvo y las alejaba del amor de niña muda que quería hablarles, amarlas, abrazarlas a cada una con algo más que su mirada, las muñecas veían a la niña en su desesperación pero claro, el cristal, el celofán, muchas cosas claras se interponían entre las unas y la otra, que gritaba hasta llenarse la cara de sangre y parecer un tocino haciendo la vertical(¿?). Un hombre de negro cazó la nueve de julio con escopeta y a pie dando la vuelta a la esquina correspondiente de la diagonal, posó sus ojos sobre la niña que en silencios gritaba sonidos de amor, claro que así lo veía el hombre que de por cierto, a muchos de nosotros nos resultaría familiar al verlo y al próximo segundo de haber estado con él, nos olvidaríamos por completo su apariencia o aparición que fué algo así como un tanto de pelota vasca en medio del siglo, de fin de mes y la billetera holgada, pero, la tarjeta dorada que tiene sus privilegios pero es imposible imposible salir sin ella.
Las muñecas atentas veían al hombre parado detrás de la niña que gritaba y esgrimía los brazos tratando de llamar la atención de innertes pedazos de plástico que obligatoriamente exigen amor y cuidado, movimiento muñeca de un lado y del otro movimiento de ojos de muñecas que testigos oculares sin ojos no ven, con boca no hablan porque muñeca que...¿o no?. La mujer sangrando cayó al piso y la niña muda grito Ujna nombre siendo está la primera vez que hablaba, el hombre degolló a la niña cuando ésta trataba de decirle algo, la gente de alrededor, como suele suceder en el microcentro, siguió caminando y las muñecas del otro lado del disparate escaparate, se horrorizaban, y temían todo lo que hasta el momento querían que suceda, ahora se retractaban, ya no querían derretirse de amor por manos ajenas que las abrazasen, querían derretirse en calor intenso, abraso fuego, cosa de volver a la fábrica y contarles, al resto de la camada, y que todas se quedasen en el molde, porque haciendo honor a la verdad ser muñeca es lindo, siempre y cuando uno no lo sea, la fuga y los gendarmes que en ésta parte del mundo se llaman vigilantes, llegaron a tiempo para ver manar sangre de una y otra y confundirse uno con otro en dos miradas de qué carajo pasó acá, una muñeca levantó la mano y la mano levantó un índice y el índice indicó un camino y los vigilantes fueron para el otro, obviamente, el asesino fué apresado por los vigilantes que salían calientes de una panadería por no se sabe bien qué problema, cuestión que los vigilantes calientes capturaron la atención del asesino haciendo vibrar sus entrañas pensando en la niña, y media docena le divagaron los pensamientos que lo derivaron en otra esquina donde otra niña lloraba llanto muñeca frente a un escaparate, una sonrisa tarjeta marcó horario de llegada en el rostro del hombre que seguía sonriendo cínica y doradamente.
Claro que la nueve de julio sería un buen destino, claro que la vida la de éstas épocas por lo menos, no está hecha para niñas, ni para muñecas, ni para madres que se dejan abatir frente a su hija, claro que éste mundo está hecho de muñecas que hacen que las manos se muevan y se ensarten con cuchillos en cuanta carne gire, yire grite y caiga, claro que también están las muñecas que atrapan con amor de esposas, están las muñecas que lloran porque su pelo no va acorde con su nuevo vestidito de túl, pero en sí...ya no es tiempo de muñecas, porque ser muñeca es cosa de otros tiempos en que la mujer sólo escuchaba y no podía, ni menos debía opinar o hablar, claro que éste no es tiempo de muñecas, aunque ellas quieran y digiten a su gusto el mundo; ya no es tiempo de muñecas, más bien es tiempo de venganza, venganza muñeca y ellas lo saben, por eso es una suerte que hayan estado en la nueve de julio, porque alguna de todas esas muñecas que sofocadas y atrapadas veían como degollaban a la niña y a la mujer; volvieron a la fábrica pero no para quedarse en el molde, sino más bien, para contar bien que era lo que había pasado, desde ese día el resentimiento muñeca no se arregla ni con yesos de admnistía, ni relojes de pulsera, las muñecas aprendieron a ser libres, por consiguiente también las manos, los dedos, los brazos y los puñales. El hombre de negro aún sigue libre pero varias muñecas lo andan buscando, claro que con los años la historia se fué deformando dilatando y trocando de verdad en verdad, de mentira en mentira y las versiones de la historia en sí; de a poco fué mutando y entre las muñecas una suerte de qué sé yo se fué desatando like simpática anarquía...es el día de hoy que las muñecas matan a todo hombre, niña, niño, mujer, que camine, pase o que haya pasado por la intersección de dos avenidas.No es importante pero...
Sepánlo solamente... sepá...

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