-Recapacite señor, sabe que es el principal sospechoso.-
-Nadie entiende!, sobre todo usted inspector, hay veces que las cosas que parecen fáciles de resolver tienen algo escondido, pero ésta vez...fué suicidio.-
-Cómo lo sabe usted?-
-Porque el occiso era mi amigo.-
-...y la modelo preferida de su amigo era su mujer...-
-Sí, mi mujer, y qué?.-
-Celos...tal vez?-
-No sea ridículo.-
-Dinero-
-Yo era su representante.-
-Por favor todos sabemos que las obras de artistas muertos se cotizan mejor...-
-No fué éste el caso.-
-Le salió mal la jugada-
-Pero!...qué me habla!, usted está loco?, me quiere inculpar de algo que no tiene sentido.-
-No lo entiendo.-
-El era mi amigo. Lo había conocido hace mucho tiempo atrás.-
-En dónde?-
-En la escuela, estoy cansado de repetírselo...-
-Oíga, idiota, yo...no tengo nada que demostrar; la pistola tiene sus huellas, sólo necesito la confesión firmada para que tenga un castigo más leve, no me impulse a averigüar y tener que freírlo en la silla.-
-No entiende...usted no entiende.-
-Sí, no entiendo, cuéntemelo todo.-
-Otra vez? Hasta cuándo?.-
-Hasta que yo me lo sepa tan de memoria cómo usted.-prendió un cigarrillo y se sentó frente al reo quemándolo con la mirada; los ojos del inspector parecían cargados de electricidad. El supuesto asesino se sabía inocente y en ningún momento corrió la vista de encima del sudado inspector . No se iba a dejar intimidar tan facilmente.
-Todo comenzó hace un par de meses, mi amigo estaba sufriendo una fuerte crisis emocional. Se había enamorado de una modelo y ésta lo ignoraba por completo, él sentía una gran atracción física y espiritual hacia ella cada vez que la pintaba, sentía que su pincel cobraba vida; es más...habían veces que él pintaba siete cuadros distintos, completamente distintos, en los cuales, ella, aparecía, en uno como retrato y en otros como parte del paisaje...y por más raro o excéntrico que fuera el cuadro, algo de ella siempre aparecía.-
-Pero ésta modelo que usted dice, él la retraba de tal forma que se parece a su mujer.-
-Sí, pero no era mi mujer.Mi mujer era pelirroja, con bucles, ojos claros...la modelo ésta, era rubia con una gran cabellera, ojos negros como el cielo sin luna y la boca roja y caliente como el infierno.-
-El nombre de esa mujer lo recuerda.-
-Verónica, Verónica Gudlarg, Gudard, no sé algo así.-
-No le parece extraño que su mujer haya muerto una semana antes que su amigo.-
-Mi mujer murió en un accidente y mi amigo se suicidó...que relación encuentra entra uno y otro.-
-Usted sabía que su amigo y su mujer mantenían un romance.-
-No-
-Pero lo sospechaba.-
-Tal vez, sí, pero yo lo había hablado con los dos y juraron que no...-
-...entonces porque contrato al detective?-
-Para asegurarme.Después me sentí un estúpido...al volver el detective después de un mes de estar investigándolos y corroborar que nada pasaba entre ellos.-
-Y cómo explica éstas fotos?-
-Qué fotos?-
-Veálas usted mismo, su mujer y su amigo haciendo el amor.-
-Eso es imposible.-
-Veálas.-el inspector extendió el brazo acercándole un sobre al hombre que lo abrió y comenzó a ver las fotos, una por una, el asombro iba ganando presencia en sus facciones y la indignación comenzaba a acrecentarse.Tiró las fotos sobre la mesa de interrogatorio con los ojos enjugados, apretó los puños y gruñó entre dientes.
-...hijos de una gran...-
-Por qué juega al sorprendido conmigo?.-
-No lo entiendo.-dijo sollozando.
-Estas fotos las encontramos entre su correo mientras lo arrestábamos.-
-...y si estaban con mi correo cómo quiere que las haya visto.-
-Estas fotos fueron tomadas por el investigador...-
-Pero él me había jurado que entre ellos dos no...-
-No mienta...-
-Pregúntele!-
-A quién?!-
-Al detective...-
-...murió un día después de la última reunión que tuvo con usted.-
-No lo puedo creer.-
-Creálo, confiese de una vez el triple homicidio y vayamos a dormir temprano.-
-Yo no los mate, lo digo enserio no cree en las casualidades.-
-Estoy en ésto hace mucho tiempo para creer en esas estupideces...prosiga su historia!-
-Estoy muy confundido.-
-Se le olvidó el guión?-
-No me joda!, el que está en problemas acá, soy yo.-
-Lo reconoce.-
-Usted lo dijo.-
-Por qué sospechaba del amorío entre su amigo y su mujer?-
-El me había dicho que la amaba.-
-Motivo más que suficiente para matarlo.-
-No porque mi mujer lo odiaba...le daba, asco. Su forma lividinosa de mirar, sus manos enjugadas en baba, él era desagradable, hasta aveces no parecía ser humano.-
-Por eso lo mató, usted lo odiaba.-
-No lo odiaba y no lo maté, además de ser un excelente amigo, intachable!, era una de esas pocas personas que te iban de frente.-
-Cree en Dios?-
-Yo sí inspector, el que parece no creer es usted.-un silencio espeso colmó la habitación, el humo del cigarrillo hacía más pesado el ambiente y entre medio de tanto espesor, sólo dos miradas fijas una en la otra no cesaban de combatir, ninguna se resignaba a perder, cada palabra era apuesta decisiva.
-Cómo reaccionó usted cuando su amigo le confesó estar enamorado de su mujer?-
-Al principio enfurecí, quise matarlo, pero después de compartir tres botellas de whisky mi alma volvió a mí y admiré que me haya contado lo que le pasaba, al día siguiente mi mujer chocó en el auto y por suerte para ella murió instantaneamente, me refugié en su casa, en la de mi amigo, y noté que sus cuadros habían sufrido una morfósis estilística, por así llamarle; el rojo abundaba en combinaciones histéricas con el negro y amarillo, los colores pasteles tan típicos de él, habían desaparecido por completo, en los últimos cuadros todo era cruces blancas sobre fondo negro y lamparones de pintura roja esparcidos azarozamente por las telas, millones de huellas se identificaban en los cuadros, él ya no pintaba con pinceles, empapaba sus puños en pintura y golpeaba la tela hasta caer exhausto.-
-Usted qué hacía mientras tanto.-
-Yo lo tomaba como un rito.-
-Cómo es eso explíquelo.-
-Mi depresión era grande, así conocí el opio y la heroína, habían días que amanecía en el puerto, unas en terrazas, una que otra en alguna ventana y por último ayer que me desperté aquí...sin saber siquiera cómo llegué, ni el por qué de estar acá encerrado.-
-Si no recuerda nada...cómo sabe qué usted no los mató?-
-Porque puedo dormir tranquilo.-
-Por qué se vengó del hombre que festejaba a su mujer?.-
-Joder!, su cinísmo no tiene límites.-
-El suyo tampoco.-
-Momentito a que se refiere.-
-Usted deshizo los frenos del auto de su mujer, asesinó al detective y más luego a su amigo.-
-Y por qué?-
-Por amor, odio y dinero.-
-No le entiendo.-
-El detective averigüó más de lo que debía , descubrió a su mujer en sórdidos romances, por supuesto que no le iba a decir nada a un pelele como usted, porque él la chantajeaba a su mujer y a sus amantes, al descubrir ésto, usted lo odió y lo asesinó; debido a todas las drogas de las cuales se hizo adicto su cuenta bancaria quedó más que en rojo y esa perra juro nunca más abandonarlo.-
-Abandonar a quién?.-
-A su marido, ese insignificante idiota representante de un artista de cuarta.-
-Y usted la amaba.-
-Ella era todo para mí y no entendía que ni ese artista, ni el detective, ni usted eran hombres para ella.-
-Ni yo, usted es repugnante inspector, pero por qué yo?-
El inspector lo miró y sonrió mostrando toda su dentadura. El martillo de su revólver hizo explotar la pólvora contenida dentro del casquillo de la bala, el representante artístico se tomó el estómago, sentía una puntada fuerte y con sus ojos fríos que escapaban de sus órbitas, veía cómo el alma se separa del cuerpo; el inspector vacío el humo de cañón de su arma con un soplido y guardó su arma, se le acercó caminando despacio, se esparció sangre en el rostro, se acuclilló libando poder, segregando, acercó sus labios hasta el oído del adversario y susurró.
-No se preocupe Gonzales, nada personal, pero algún culo tenía que sangrar y no iba a ser el mío, usted entiende...¿ no?.-.
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