Soberbio en tu alto otero
crees al mundo bajo tus pies,
de estampa recia, cual fiero
amo, de aquello que ve es.
Bien alta lleváis la frente
pues honor es tu palabra,
ante el mal no se es indulgente
si es la ambición la que lo labra.
Señor de los oros.
Amo del tiempo.
Del cielo hijo.
No seré tus ojos,
seré mi aliento.
No soy tu hijo.
1 comentario:
Estimado compañero de letras,acabo de leer tu poema,y me gustó.Contundente,claro,con toda la violencia de un cross a la mandíbula como diria Arlt.Un fuerte abrazo para vos desde la longeva Santiago del Estero.
Mauricio
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