Maldita mañana austera
de pensamientos dormidos,
ya nada será lo que era.
Un ser nuevo se ha parido
(gestado fue en la inconciencia)
para mí, un desconocido,
que ahora porta mi apariencia
(aquella vieja y olvidada)
que enseñó tanta paciencia
que aprendió a ser bien dada
a no recular y avanzar
a jugarse al todo o nada.
En el espejo su mirar
se refleja diferente,
tal vez por tanto esperar
se ha vuelto indiferente,
tal vez el roto corazón
se rindió ante la mente.
Maldito dolor, cruel razón,
asesinos de quien yo era,
ahora soy esto que soy.
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