Me entrego sin rodeos
a la magia de tus besos
al sonido de tus labios
a los sueños que soñás.
Me entrego a vos
a tus disparates
a tus pensamientos
a tu táctica y estrategia,
también me entrego.
Me entrego puro y de pies a cabeza,
me entrego fiel y con tal entereza
que nadie podrá decir nunca
esta boca es mía,
esa boca es tuya.
Lo que sí, por favor
cuidá que no me pierda
cuando mirándome a los ojos
eches toda mi entrega por tierra
diciéndome ya basta.