Magnífico Febo que golpeas con tus rayos,
no te ha sido suficiente azotar nuestro barco
y dejarlo a la deriva cual cáscara de nuez?
Míranos en la orilla diezmados y sin suerte
hay más sangre sobre la arena
que corriendo en nuestras venas,
oh magnífico Febo que en las ciudades todo alegras,
aquí en el medio de la nada parecieran gritos tus susurros,
de piedra, tus cálidas caricias,
siento la lengua como arena y nadie
de todos los que quedan
parece haber salido ileso.
Oh Febo, bendito destino me ha tocado vivir
la ventura me ha llevado a cada rincón del globo azul,
con buenas y malas, con dudas y certezas,
acá estoy bajo tu calor abrasante,
dentro de tu halo de calidez divina
ilumíname, llename de tu sabiduría
antes que venga la luna y en su órbita mágica
llene de luces y sombras, la arena, la selva, la orilla,
y por su has de luz se sublimen las almas de mis marineros al cielo.
Ilumíname Febo antes que la muerte llegue
y arrase con todos los quienes me acompañaron en ésta,
mi última aventura.