Se está poniendo el sol y la brisa sopla suave,
el horizonte se abre allá adelante
y al respirar profundo y llenarte
los pulmones de aire puro,
sentís que sos capaz de recorrer el mundo.
Sos ligero como una pluma ante el destino,
sos pesado como el hierro ante el pasado,
en el único lugar donde vos sos vos
es en tu presente que late
que vive, que respira, que busca y encuentra.
Ante el horizonte somos infinitos,
seres puros e ingenuos con todas las oportunidades,
con todas las necesidades de llegar
hasta ese lugar que promete y espera.
Desaparece el sol tras la redondez del adentro,
en la infinidad del afuera
las estrellas nos recuerdan
que hay mucho más en todos lados
de lo que ven nuestros ojos,
o donde llegan nuestras manos.