Debo dejar de creer lo que cuentan los diarios,
los noticieros, las revistas de actualidad,
lo que dicen en las radios, lo que promenten
todos y cada uno de los distintos políticos
que andan dando vueltas por el mundo.
Debo dejar de creer en todos aquellos que hablan por otros,
que se llenan la boca de palabras pero sus manos carecen
de cayos, de tierra, de raspones o tinta,
Debo dejar de creer en los que prometen un mañana
basados en las pasadas filosofías del ayer.
Debo dejar de creer en lo impuesto,
en los egocéntricos, en los eufemismos,
en los hemisferios, en los planisferios,
en los hipócritas, en los postreros,
en los que miran de reojo, y en los que dicen que si a todo.
Lo lamento señores por ustedes,
pero aún más lo lamento por mí
y por millones y millones de personas en el mundo
que por supervivencia cada vez nos aislamos más
de gente como ustedes.