Si me dejé caer fue por confianza,
no fue por miedo, ni por ignorancia,
si me dejé caer fue porque era relamente necesario.
Necesité del tropiezo,
aunque más necesité el golpe,
porque si o si, necesité de la caída para aprender a levantarme,
para lograr un método, un modo
de encontrar la forma de dar vuelta todo
y dejarlo mejor que antes de haber caído.