Dejá ya de tropezar
de insultar
y de pelear;
no son gigantes, Quijote,
solo son tus ilusiones.
¿Para qué soñar
si no aceptás la realidad?
Soñar desde una ideología
es una redundancia.
Qué ironía no lo veas
que tu bella Dulcinea,
podría se cualquiera,
pues los ojos solo miran
lo que el alma idealiza.
Así es la dicotomía
en tu vida rimbombante
como caballero andante:
sos carbón y sos diamante.
No hay medio en tu camino,
hay amor y sin sentido,
quienes cabalgan contigo
te hacen el bien que creen.
No es de locos, es de humano,
el andar encadenando
el futuro y el pasado,
olvidando que el presente
es efímero y ausente
entre momentos de la mente.
Tu eliges, Quijote:
prostitutas o dulcineas
mágicos yelmos o bacías
nigromantes o pesadillas.
Haz lo que hacemos todos,
vive como quieras
sobrevive como puedas
al fin y al cabo,
en eso se ha transformado vivir.
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